jueves, 19 de julio de 2012

atento aviso


después de 34 entradas, de las cuales 29 son ponderaciones de hamburguesas y recibir, según las propias estadísticas de blogger, 24,963 visitas hasta el día de hoy, he decidido suspender de manera indefinida este proyecto.

gracias a todos los que me apoyaron desde un inicio. a los que me leyeron, a los que me postearon y sobretodo a los que me recomendaron.

especiales agradecimientos para mi amigo adrián rodríguez, que a todo momento me ayudó con la parte tecnológica del blog, así como para lorena sander quien me inspiró y orientó para llevar a cabo este proyecto.

una sincera disculpa a quienes les quedé mal al ir a ponderar hamburguesas o a quienes me invitaron y nunca se armó. estoy seguro que como todo en la vida, ya existirán otras oportunidades.

domingo, 17 de junio de 2012

el costeñito – hamburguesa costeñito



para lore sanders

diminutivos, fantastiquita herramientita del idiomita españolito, usadita a diestrita y siniestrita en el diíta a diíta. siéndoles sincerito, en lo que a mi personita corresponde, me causa demasiadita ternurita, ya que una gran partecita por no decir toditas las cositas romantiquitas vienen con estos afijitos. qué sería de la mísera caricia denominada bruscamente “piojo”, sin su diminutivo. o de lo irrelevante del apodo de javier hernández en el manchester united. en definitiva el mundo sería un lugar mejor en diminutivo, comprobemos dicha afirmación y empecemos a explorar este nuevo mundo por la costa, es decir por: el costeñito (sucursal garza sada).

del cómo:
es difícil. pero lo intentaré explicar del verbo séquealgosemeescapayporendefracasaré. de hecho hace precisamente un par de semanas me confesé públicamente como un perdedor. sí, para qué buscar la efímera gloria y los constantes triunfos. recorriendo rápidamente mi vida descubro que soy o prefiero ser de los derrotados, de los caídos, de los que claudican. de esos que quedan campeones cada treinta años, de esos que se conforman con escuchar música vieja, de esos que rechazan ofertas jugosas de trabajo, de esos que no consiguen lo que quieren, de esos que concuerdan con velasco al afirmar que su mayor problema en la vida es pasarla imaginando en lugar de viviendo…

tuve la oportunidad de ir a través de un viaje de estudios a la ciudad de nueva york, en compañía de tres colegas, y veintinueve potenciales colegas. la imagen resulta pintoresca, cuando una manada de treinta y tres personas encorbatadas o enfaldadas cruzan corriendo avenidas o asaltan vagones del metro para realizar turismo jurídico.

aprovechando la semana en la fatua nueva york, como diría sabina, además de conocer a fantásticas personalidades como “el novio” o “el nugget”, también tuve la oportunidad de reencontrarme con la persona que me inspiro el presente espacio, que trabaja en la ONU y que aprovechó su calidad de sibarita internacional para recomendarme dos hamburguesas que no podía dejar de probar en aquella ciudad. las recomendaciones fueron en dos sentidos: shake shack y minetta tavern. im-per-di-bles.

las “shake shack” las encontré de casualidad, después de asistir a la obra de teatro de EVITA en compañía de: roble y fernando. este último, ideó un plan maquiavélico para no cenar después de la obra, decidí secundarlo por aquello del probable sobrepeso que ganaríamos durante la semana. sin embargo la decisión estaba tomada por roble al previamente afirmar que es un principio general de derecho ir a cenar después de asistir a cualquier espectáculo de broadway.

cuando ya nos dirigíamos rumbo a un restaurante elegido por roble, observé a la distancia el anuncio luminoso de las “shake shack” que me había recomendado lore y solicité pataleando y gritando que si de favor podíamos ir a esas hamburguesas. mis amigos accedieron sin saber que nos llevaría 40 minutos de fila llegar a la caja para ordenar. el bullying y la guerra sucia hacia mi persona, no se hizo esperar, tanto roble como fernando se quejaban de: “que nunca habían hecho tanta fila en su vida” y “que esperarían comer un manjar”, “que es increíble lo que uno hace por los menores”. mientras esperábamos llegó el buen pepe, que venía saliendo de ver Mamma Mia!, como abogados que somos decidimos repartirnos las tareas para librar el siguiente obstáculo que era encontrar una mesa, ya que si ya estábamos en el lugar no podíamos perder la oportunidad de comerlas ahí mismo.

las hamburguesas del shake shack estaban buenas, pero resultó mucho mejor la confirmación de que “uno termina queriendo a sus amigos por sus manías”, ya que la impresionante cantidad de fila que hicimos y lo incómode de comer todos apretados en una barrita, valió la pena más que las hamburguesas que si las pudiera resumir en una palabra serían: hipsters, es decir chidas, pero normal, nada del otro mundo. qué mala definición de hipster, por cierto.

las otras que me recomendó lore, se ubicaban en SOHO, que el buen perro de memo morales además de guiarnos por esas zonas, nos explicó que significaba “south of houston street”, y es que qué no sabe el pinche memo, bueno probablemente no sepa que mi maestría será en la carlos III y no en la carlos V. el último día se decidió que con base en el principio de libre tránsito cada persona estaría en libertad de hacer lo que quisiera con su día. yo me organicé con ivonne, quien también quería ir al SOHO a comprar cositas para comer juntos en un lugar denominado: minetta tavern.

después de perdernos varias veces, conociendo el barrio hasta los recovecos más ignotos, debido a que ale huerta, que es la única persona que conoce nueva york como la palma de su mano y parafraseando a mi peje está aflojada no en terracería pero sí en la quinta avenida, nos abandonó; ivonne y yo encontramos el lugar y lo primero que nos dijeron es que si teníamos reservación, obviamente respondimos que no, pero nos otorgaron un asiento en la barra y ahí nos entre pláticas del pasado y del futuro y también del presente, nos dispusimos a probar una delicia, que sinceramente es de lo mejor que he probado en mi vida. el precio era exorbitante pero valió mucho la pena.

el viaje terminó a toadísima madre ya que conocí a personas chingonas y sobretodo se renovó el anecdotario con relatos muy pero muy pintorescos. regresamos un domingo a medio día, ya que salimos casi casi a las 3 de la madrugada de nueva york y para las seis de la tarde ya estaba comunicándome con mis amiguis para irnos a tomar unas cervezas y platicar de lo ocurrido durante mi ausencia.  

sugirieron un lugar de mariscos ya que algunos andaban crudos y para variarle y no cambiar se decidió democráticamente asistir al lugar que a continuación se describe. ufff… hasta ahora en retrospectiva descubro que tuvieron que pasar tantas cosas para terminar en el pinche costeño comiendo su hamburguesa.

de hecho estuvo bastante chistoso y esto para confirmar que la institución educativa en que trabajo te persigue hasta la muerte, al pedir una mesa y empezar a platicar, me percate que a mi derecha (obviamente a mi derecha dónde más) se encontraba greis garcía, compañera muy servicial que además es panista (ojo no es ofensa que me refiera a alguien como panista) con quien también tuve la oportunidad de compartir el viaje a nueva york. muy chistoso descubrir cómo los viajes crean un sentido de pertenencia muy cabrón y también darse cuenta de que a horas de ya no compartir todo el día con tantas personas que al inicio eran desconocidas, ya las empiezas a extrañar.


la verdad a mi nunca me ha gustado el costeñito a pesar de su diminutivo, ni aunque diga MECANO (y MECANO, nunca, repito, nunca se equivoca), “que siempre los cariñitos le han parecido una mariconez y ahora hablo contigo en diminutivo con nombres de pastel”, y eso que cambio de opinión como cambio de canción favorita de caifanes. de verdad le he otorgado varias oportunidades pero hay algo siempre que no me convence.

será por que los precios no reflejan el servicio ni la calidad de los alimentos, o bien que una vez fui y todo el restaurante olía a trapeador, o tal vez por que su decoración y ambiente me recuerda a todo menos un ambiente costeño o así marisquerito sabrosón y cachondero, nada que ver con los arcos, o el atlántica o el pacífica o el costa nueva o hasta el mar caribe y el maryscoco, la raza del poniente sabrá de lo que hablo. no sé, no sé las sillas están incómodas y según yo está sobrevaluado, además venden pura cerveza de la modelo, o sea cómo un lugar puede dejar de vender tecate, aquí en nuevo león, por cierto saludos al lópez.

hay pantallas por doquier, en los juegos de los equipos regios hay buen ambiente, pero no sé por que mis pinchis amiguis insisten tanto en ir a ese lugar, ya últimamente lo han estado dejando abajo y sino pues de plano no voy pero pues ya los extrañaba y por ellos lo que sea.

después de ponernos al corriente con las actualizaciones de costumbre solicitamos el menú y pude observar que en apartado denominado “de la parrilla”, existían dos tipos de hamburguesas: la costeñito y la fish burger. la primera de ellas se describía como: “hecha a base de camarones fritos, con queso, lechuga y tomate” a su lado venía dibujatido un timón en color naranja que al final del menú te explicaba que significa un platillo recomendado por el capitán. ay uei. qué capitán, porqué insistir en usar esas falsas alegorías de altamar para crear la sensación de que en el mar la vida es más sabrosa. dejen ustedes, ahí voy de pendejo a confiarme de que si una comida tiene ese distintivo probablemente sepa mejor que todas las demás… ya he dicho que soy fácil verdad? bueno conste que una vez una chica me invitó un bacacho, sí un bacacho en un antro y me enamoré perdidamente de ella. soy fácil y barato también chingá… equis, total pedí esa hamburguesa y después de comerla…

la calificación fue la siguiente:


escala del 1 al 10
ponderación final
sabor
6.5
0.37 x 6.5 = 2.40
ingrediente principal
O carne O pollo O pescado Ø camarón
presentación
7
0.21 x 7 = 1.47
consistencia
8
0.20 x 8 = 1.4
experiencia
7
0.22 x 7 = 1.54
calificación final = 6.81 

llegó la hamburguesa costeñito sobre un mantelito con el logotipo de dicho lugar estampado en cada esquina, cuatro cangrejos parecían hacerme ojitos y augurarme un buen inicio. sin embargo, desde rapidamente me percaté de que el mantelito en cuestión tenía manchas de aceite que se asemejaban a esas bollas que ponen cuando hay marea roja y te previenen de una tragedia. 

al quitar la tapa de pan pude descubrir una de las escenas más tristes y patéticas en la historia del presente blog. con decirles que robinson crusoe se veía más acompañado después de su naufragio que aquellas dos rebanadas de tomate sobre una plasta de queso, como una mezcla de camaronsitos y queso pinche. después la parte inferior, lechuga así como que poquilla y se acabó. ningún aderezo, nada cremosito, nada de nada. pan, dos tomates, el intento de mix con los camarones y el queso, lechuga y pan. se acabó. 

sobre la mesa había un botesito de salsa ketchup marca heinz pero de ahí en fuera era todo.   decidí entrarle a probar y no me equivoqué. la hamburguesa se atreve a llamarse hamburguesa cuando no lo es. por más que quieras intentar armonizar los pocos ingredientes, esto no se puede llevar a cabo, debido a que el queso consume mucho sabor y los camaronsitos pasan cadi casi inadvertidos.


la verdad es que no hay nada más que comentar, la hamburguesa es malona, no es la especialidad del costeño. se nota que la incluyeron en el menú solamente para cumplir y seguir la inercia de que un restaurante se quiere hacer el buena onda agregando los presentes platillos dentro de sus posibilidades. 

comentarios puntuales:
  • el precio de la hamburguesa es de $67 pesos.
  • el sabor no es rico, no se siente una conjunción ni mucho menos un trabajo en equipo entre todos los ingredientes de la hamburguesa.
  • de primera impresión bien pero no creo en el amor a primera vista y una vez que la empiezas a conocer y a deshacer y a comer en efecto te das cuenta que no vale la pena enamorarse solamente por lo físico.
  • la plasta de queso y camarones, mal, me atrevería a decir que a mi me queda algo mejor, se nota así que lo hacen todo rápido y sin buscar un sabor equilibrado.
  • la cantidad de papas me pareció lo normal.
  • el refresco cuesta $21.00 pesos. 

mi recomendación es:
sabina se considera un rojo sin diminutivos. no es rojillo, es un rojo, un rojazo. bien por el de úbeda. en esta ocasión al costeñito le va mal, le va guango el diminutivo, debiera ser despectivo el afijo que lo denomine, o bien sencillamente llamarse el costeñazo por la poca seriedad que ofrece en sus hamburguesas.

















miércoles, 9 de mayo de 2012

hamburguesas rita – especial


el capítulo seis de la séptima temporada de la mítica serie “seindfeld” es un clásico en la historia de la televisión. the soup nazi, presenta un expendio de sopas, atendido por un tipo autoritario, grosero y dictatorial, al cual resulta indispensable obedecer en caso de querer su deliciosa comida. lo fácil no vale la pena. el episodio se desarrolla entre los conflictos que el cuarteto neoyorkino enfrenta para conseguir el preciado alimento. a mayor miseria mayor comedia. no quiero hacer un símil entre el presente lugar que me tocó ponderar la semana pasada, sin embargo me resulta inevitable no acordarme del cocinero que a su merced por medio de la frase: no soup for you, decidía a quien privar de su producto. miedo, estrés y angustia enfrentan un duelo a muerte ante económicas, caseras y ricas, en el boulevard rangel frías, con ustedes: hamburguesas rita.

del cómo:
no me canso de decir que lo mejor de mi es mi familia y mis amigos. me centraré en los últimos. esos que conservo desde la primaria y secundaria. mentira que el problema sea yo en todas y cada una de mis fallidas relaciones. con mis amigos llevo más de la mitad de mi vida compartida (es sarcasmo, en definitiva yo soy el problema).

de mis amigos podría escribir enciclopedias enteras de cómo perdimos el tiempo juntos ideando planes irrealizables y pendejos, como aquella vez que planeamos pintar el cuarto de mikes, salir de vacaciones en verano, limpiar el cuarto de mauricio, hacer una cápsula del tiempo y enterrarla en doctor gonzález, nuevo león, descubrir el agua en polvo, empezar un negocio denominado “la mareada”, inventar platillos como los tamales de barbacoa y las conchitas súper especiales, así como cócteles con distintos alcoholes llamados “sangre de centauro” u “ososucio”.

en ese mismo sentido llenaría diccionarios de apodos que ideamos de personas que nunca se enteraron que los tuvieron, desde la britney, el bonachón, la tofa, la cara de perro y el cara de perro, el señor del riel, el escrapi, la chafa, el luchador, el changuitogué, la puta neoyorkina, el carita de sol dos, la pezones, el oráculo, la cuerpo chido cara de pobre, la espárrago, el enemigo, el juan volados, el perrito sabroso hasta la caballo, la esplinter, la de todos, el corki, el cajón, la líder de los ex molcajetes punks, el manitas y el manotas, el dayono, los pompo, la excelsa, el que se comió al mirrey, la vieja loba, los paco memo, la hermana de la pezones, el asesino, el magdaleno, la señora de la rodilla, el charly gallos, la panterita, el masetas, el jimmy bluff, el tigre del norte, la campuzano, el cachorro y el ay ay ay.

me faltarían tomos para el anecdotario y relatarles esas ocasiones en que la madrugada nos descubrió en un tugurio o mejor aún tirados afuera del mismo, desayunando en el manolín, el al, el rubio o el palax o mucho mejor aún peleándonos afuera de éste último, todo lo que hemos compartido: las pérdidas y las perdidas, las lágrimas y las risas, las peleas, las traiciones y las mentiras y las reconciliaciones, las charlas y los silencios, los osos y los capitanes y porqué no hasta las putas, las ex parejas y las movidas.

en definitiva mis amigos son los mejores del mundo y no por el pinche cliché que todos dicen, sino por que mi mundo es barato, pequeño, cuadrado, falsamente complejo y pocas veces divertido. ellos son buenas personas, transparentes, relajados, serviciales y atrevidos, frente a uno de mamón, de cobarde, de acomplejado y de irónico, no queda más que rodearse de ellos, de otras vidas, de otros mundos. probablemente sin ellos no sería nada de lo que soy, o más bien dicho sería alguien mucho peor.

ellos obviamente fueron los que me presentaron a las hamburguesas rita, no precisamente como hamburguesas rita (nombre que recién se descubrió debido al foursquare) para nosotros toda la vida (como diría @lore_cantu o emmanuel en su famosa canción) fueron llamadas o “las hamburguesas de rangel”, “las colesterburgers”, o “las hamburguesas del señor enojón”.

jóvenes, intrépidos, tacaños para comer y beber pero magnates para comprarle a la pareja un reloj de marca, en varias ocasiones nos vimos en la necesidad de asistir a dicho lugar que como primer turno de prostituta trabaja solamente de ocho pe eme a dos a eme, cerrando los lunes.

desde preparatoria hasta la semana pasada que fui con varios de ellos después de un partido de beis de los sultanes, nos hemos vuelto clientes frecuentemente esporádicos e intermitentemente constantes a dichas hamburguesas. que a continuación describo…


“hamburguesas” se puede leer un anuncio con luces neón color morado en una viga que tal vez algún día sirvió de techo en lo que viene siendo una cochera. del lado izquierdo un estanquillito de madera, al fondo un pizarrón color blanco con la frase “favor de ordenar aquí”, la cual abre el menú que se ofrece en “rita”. al lado un parilla, que nunca recuerdo haberla visto sin humo, pero chingos de humo, tal pareciera que el lugar exige a los pobladores aledaños ayuda por medio de señales en el firmamento.

sillas y mesas rojas de plástico marca coca-cola, un televisor siempre con mala señal, un tambo de agua para lavarse las manos y una familia siempre dispuesta a servirte cuándo se le antoje.

hasta ahí parecería un típico negocio familiar de hamburguesas caseras. pero el emblema de este lugar durante muchos años fue su parrillero, el señor enojón, aquel de figura robusta, grande y aterradora. ese mismo que un día maldijo al papa juan pablo segundo y bedijo a galilea montijo. siempre malhumorado, esperando que uno cometiera el mínimo error para cobrárselo a base de bullying. persona visceral, que nos gritó en diversas ocasiones por no tener cambio o pagar una cuenta de más de setenta pesos a base de pura morralla.

si no había cocas en existencia, uno solicitaba lo que tuviera disponible. gritaba mucho, por más que uno quiera excusarlo al saber que pararse frente a una parilla por más de cinco horas y calentarse la barriga no es nada fácil, no se justifica la tensión generada en sus comensales al momento en que algo le salía mal.

vaya sorpresa la de nosotros un día que llegamos y ya no encontramos al señor enojón, no lo extrañamos, para nada. pero nos surgió la duda de qué había sucedido con él. después de varios intentos fracasados y pensando que tal vez seríamos imprudentes, el más intrépido de mis amigos preguntó a la señora por el señor enojón que sospechábamos era su marido, nos respondió lo siguiente: su nombre era martín y es mi primo, ni dios lo quiera que fuera mi esposo. quién sabe era muy raro. creemos que le robó dinero al de la carnicería.

quedamos helados con la historia y en lugar de estar tranquilos por saber que no extrañaríamos al parrillero, algo dentro de nosotros había fallecido. esa satisfacción por comer sin el apuro de poder ser regañados desapareció al instante y hasta la hamburguesa nos supo diferente. agradecimos la información compartida y decidimos continuar nuestras vidas cabizbajos, con sentimientos encontrados pero sobretodo con esas ganas de seguir adelante esperanzados en que el señor enojón en estos momentos se encuentre disfrutando de una vida alegre, sin humo, con galilea y sobretodo sin nosotros.

uno llega al lugar y lo primero que tiene que hacer es observar el pizarrón blanco que funge como menú en el estanquillo de madera y ordenarle a la señora dueña del lugar lo que se quiera comer de entre seis opciones.

el pizarrón ofrece desde la sencilla y la especial, pasando por la piñaburger y la champiburger, hasta la triple. suelo solicitar la especial que contiene: carne, queso, jamón, salchicha (para asar), cebolla, aguacate tomate, mayonesa, mostaza, esto a menos que traiga demasiada hambre y tenga ganas de dormir de pie y solicité la triple que contiene 3 carnes, 3 quesos y 3 jamones, más todo lo de la especial.

me decidí por la especial, una orden de papas sazonadas y después de terminarme mi alimento…

la calificación fue la siguiente:


escala del 1 al 10
ponderación final
sabor
8
0.37 x 8 = 2.96
ingrediente principal
Ø carne O pollo O pescado O camarón
presentación
7
0.21 x 7 = 1.47
consistencia
9
0.20 x 9 = 1.80
experiencia
7.5
0.22 x 7.5 = 1.54
calificación final = 7.77

llegó en platito de hielo seco individual, casi ni cabe la condenada hamburguesa especial, así namás, pa que le batalle uno, acá chingón. después también en una vasijita de hielo seco llegaron las papas por separado. sobre la mesa unos chilitos en vinagre y un botezazo de salsa ketchup (de dudosa procedencia y consistencia), servilletas y sal.

el sabor es auténtico, a qué me refiero con auténtico. a eso que me gusta cuando escucho a un bajista y lo identifico sin siquiera haberlo visto. a un adjetivo que sabes que a eso sabe. es decir, va el ejemplo, si cierran los ojos y les digo que traigan a su mente el sabor de una hamburguesa de mcdonalds, oh sorpresa, aparece ese saborcito sintético a cartoncito corrugado y papelito encerado. así con hamburguesas rita, ya sabes a lo que saben una vez que sabes que su sabor al igual que el sistema político mexicano no cambiará nunca.

la consistencia bien, muy bien me atrevería a decir, ya que a pesar de la camita de aguacate y de la salchicha para asar, el pan al estar grandito (grandito me gusta más que decir grandecito) resiste como buen disidente cubano.

tanto la mayonesa como la mostaza no vienen embarraditas, vienen así rudas, para mashos y hembras con carácter, el queso es blanco rayado y de igual forma viene así un puño a la braver, y ahora al no existir señor enojón de la parrilla, comer la hamburguesa es casi casi un trámite sencillo ante cualquier dependencia de gobierno. se disfruta, se mancha uno (usé demasiadas servilletas cabe hacer mención) se divierte comiendo la hamburguesa...

comentarios puntuales:
  • el precio solamente de la hamburguesa especial es de $30.00 pesos.
  • la hamburguesa para lo que cuesta y para lo que trae, está bien a secas. los ingredientes no son así como que los mejores en su rubro pero cumplen con su función.
  • respecto a la carne siempre la dejan bien tostadita, el sabor entre tanto ingrediente sobrevive milagrosamente.
  • todo a la parrilla, es mejor. aciertan en eso las hamburguesas rita.
  • las papas a la francesa vienen en forma de gajos, son grasosas pero sabrosas, suficientes a mi parecer, vienen con un aderecito chistozón y se les puede agregar queso por $10.00 pesos más.
  • el refresco de botella de vidrio cuesta  $10.00 pesos.
mi recomendación es:
se acabó seindfeld y la vida siguió, perdemos al amor de nuestras vidas y también, se fue el señor enojón de la parrilla de hamburguesas ritas y aquí estamos. sin embargo, gracias al destino, existen las temporadas en dvd para recordar los mejores capítulos de la mejor serie en la historia de la televisión, tenemos imaginación y creatividad para un día puede que pueda ser con la persona amada y las hamburguesas conservan su sabor original. 

todo pasa y todo queda, pero lo nuestro, seindfeld y el sabor de rita es pasar haciendo camino, camino sobre la mar. 

















por ocasión especial añado foto de las papas
por separado ya que no vienen con la hamburguesa.

lunes, 19 de marzo de 2012

jac and ray – pita burger



romeo y julieta, batman & robin, timón & pumba, arturitu & citripio, biruta & capulina, beavis & butthead, riggs & murtaugh, bebeto y romario, winnie & kevin, jordan & pippen, bella & edward,  tarzan & jane,  john & yoko, sabina & serrat, di stéfano & puskas, lucero & mijares, frida & diego, cortés & la malinche, tom & jerry, abelardo & eloisa, harry & armanda, bella & bestia, don quijote & sancho, adán & eva: jack & ray (sucursal valle).

del cómo:

me gusta escribir, no por elevar el espíritu y entrar en contacto con el mundo de las artes o alguna mamonería por el estilo. me agrada escribir simplemente por mi mala memoria, por lo olvidadizo que suelo ser, por lo mentirosa y embustera que es mi mente y por que es uno de los pocos refugios donde me puedo aislar y aferrarme a veintisiete letras que suelen fungir como mis mejores aliadas en tiempos de zozobra.

el primer recuerdo que tengo de esta vida es de color naranja. un salón de clases con cortinas plagadas de zanahorias y conejitos, eran avasalladas por un sol intermitente que hacía de esa aula un espacio cromáticamente inolvidable, aquella experiencia fue un intento fallido por parte de mis padres para prepararme a lo que sería mi primer día de clases en preprimaria, desde el momento en que entré al salón, empecé a llorar y a mitad de la jornada mi abuelo, como el superhéroe que suele ser hasta el día de hoy, fue a rescatarme.

ahora bien no es casualidad que el primer recuerdo que tenga de mi vida sea en un salón de clases. en un salón de clases donde me enseñaron a escribir, a tomar notas como si fuera un autómata, a preocuparme más por aprobar un dictado que por mi felicidad. a guardar silencio y compostura independientemente yo no lo quisiera. a ser disciplinado antes que crítico. a condicionar mi conducta a un número redondo y mi alegría a una temporalidad definida.

yo no sé cómo le hagan para organizarse tanto, ni para ahorrar, mucho menos para cumplir sus propósitos de año nuevo, para que no empiecen dieta cada lunes, para que no les aburran sus amistades o peor aun para comprometerse de por vida con alguien. yo no sé, a mi lo que mas o menos me funciona es esto. hacer listas, tomar notas, llenar documentos de inútiles apuntes, serle fiel a la escritura, confiarme de ella. coleccionar libros y revistas, guardar leyes abrogadas y constituciones viejas. adornar mis libreros con mis libretas de primaria, amontonar, arrumbar, almacenar, atesorar impresos. llenar todos y cada uno de mis vacíos con otros. esto con el mero afán de recordar. de poder ser olvidadizo pero de no olvidar dice murakami.

desde hace meses tuve la oportunidad de visitar el restaurante que en la presente ocasión se pondera, si bien el tiempo hace difusos los recuerdos, no mis notas sobre lo que solicité en aquella ocasión.



desde hace 37 años, para mi desde hace 25, existe el jac and ray, el primero de ellos ubicado en la colonia vista hermosa (prima hermana de la colonia linda vista). el fundamente de dicho lugar (según ellos) es que en nuestra querida ciudad del cerro de la silla sólo se comía carne asada, cabrito y tacos. surgiendo entonces una novedosa y creativa forma de vender tortas.

algo hay de cierto en eso, no sé si en lo personal lo pueda etiquetar como un restaurante clásico de la localidad, sin embargo sí es bastante conocido, bien visto y hasta cierto punto un referente para nosotros, ciudadanos del regiomonte.

terminología gastronómica como: papanachos, las tortas de roast beef y queso chihuahua, el tradicional pan árabe, la mezcla que sirve de aderezo a las tortas y pues un ambiente relajado, sencillo y familiar hacen que la franquicia ubicada enfrente del hospital universitario, al día de hoy cuente con doce sucursales. bien por ellos.

el lugar es mmm pues digamos un lugar como del medio oeste moderno empatado con cualquier otro de comida rápida, pantallas con videos, manteles a cuadros multicolores, niños gritando, meseros y meseras sonriendo, beh, ya saben.

el menú cuenta con un apartado denominado “burgers”, con la posibilidad de ordenar: la r - burger o la pita burger,

me decidí por la última debido a que la primera se veía bastante equis, la verdad, ni me inspiró la imagen, mucho menos la descripción. la pita burger, además de contar con el pan tradicional del restaurante, ofrecía lo siguiente: pan árabe + angus beef + queso amarillo + lechuga + pepinillos + tomate + papas a la francesa. existe la posibilidad de solicitar algún ingrediente extra como salami, jamón, tocino, queso chihuahua, cada uno por siete pesos más.

llegó estéticamente la hamburguesa muy bien presentada sobre una charolita roja, con una papelito estampado con la marca del restaurante y otra charolita de papas y después de comerla…

la calificación fue la siguiente:

escala del 1 al 10
ponderación final
sabor
6.5
0.37 x 6.5 = 2.40
ingrediente principal
Ø carne O pollo O pescado O camarón
presentación
8.5
0.21 x 8.5 = 1.78
consistencia
8
0.20 x 8 = 1.4
experiencia
8
0.22 x 8 = 1.76
calificación final = 7.34
no, no sé, no estoy seguro, las especialidades del jac son las tortas, de ahí que siempre pero siempre en un dúo dinámico alguien tiene el papel principal. la pita burger no está rica, ni es una joya, es cumplidora y se limita a llenar el menú para que no digan que ahí no venden hamburguesas, podrían mejorarlas bastantes. 
la carne es grasosa y se nota que es de esas carnes refrigeradas, que su razón de ser no es agradar el paladar sino sencilla y tristemente solo servir de carne. una hojita de lechuga, un par de pepinillos, rebanadas de tomates, un queso amarillo de color blanco y como ingrediente sorpresa la tradicional mezcla que fue de lo que más disfrute junto con el pan.

en definitiva debí haber ordenado una torta tradicional. los duetos encuentran su perfección en su complemento, estando al pendiente de los descuidos del otro, fortaleciendo las debilidades del que el otro carece. jac no existe sin ray, pero sus tortas si existen sin sus hamburguesas.

las han descuidado, hay que decirles que no por fortalecer y realzar su platillo tradicional tengan que menospreciar a otros. o en ese sentido dejar de ofrecerlas.

comentarios puntuales:
  • el precio de la hamburguesa es de $79.50 pesos.
  • el sabor de la carne no es rico, por decirlo de algún modo, sabe mucho a carne industrializada. 
  • estéticamente está cool los platitos muy ad hoc al ambiente del lugar.
  • el pan (a pesar de que está grasosito (como se aprecia en las fotos)) y la mezcla que no te avisan que contiene la hamburguesa fue de lo mejor de dicha ponderación.
  • botecito ketchup, platito con chiles y más pepinillos acompañan el platillo.
  • la cantidad de papas me pareció inadecuada.
  • el refresco en botella cuesta $19.50 pesos. 

mi recomendación es:
robin no existe sin batman, pero esté sí existe sin aquel. en el jac and ray se piden tortas, no hamburguesas.